El curso 2020-2021 fue sin duda muy difícil y complejo, en el que tuvimos que “dejar de lado” cuestiones tan importantes como el compartir muchas actividades y el contacto físico clave para la conexión y el equilibrio emocional…
Cada profesor actuó lo mejor que pudo y supo en un contexto de incertidumbre, mucha tensión y continua adaptación a situaciones que nunca hubiéramos imaginado.
Y, entre los alumnos, los que más “padecieron” esta situación tan “castrante” en cuestión de relaciones sociales, fueron los adolescentes. Hay muchos artículos que lo atestiguan, de muestra: Las secuelas de la pandemia en la salud mental de los adolescentes
Por eso, cuando llegó mayo, decidimos que nuestros alumnos de 1º y 2º de la ESO, necesitaban un tiempo especial de escucha sanadora a la vez que nosotros necesitábamos escuchar sus propuestas para, entre todos, abordar el nuevo curso con más recursos para conectar y ayudarles a avanzar.
Yo fui la encargada y, en junio, dediqué cerca de 22 horas a escuchar a 83 alumnos (algunos no participaron por no estar asistiendo ya al cole o por tema de exámenes globales) en pequeños grupos de 4-5 alumnos.
En estos encuentros, les pregunté cómo habían afrontado las dificultades del curso, cómo se sentían, qué les preocupaba, qué necesitaban para sentirse mejor, para estar más a gusto en clase el próximo curso… Hablamos de los conflictos entre compañeros, de las dificultades de comunicación y de gestión emocional, de cómo se sentían ellos de autoestima y cómo veían a sus compañeros, de la relación con los profesores…
Fueron encuentros de mucha, mucha conexión, en los que los alumnos me abrieron su corazón y compartieron con libertad todo aquello que, en un grupo “grande”, nunca se habrían atrevido a expresar…
Entre los muchos comentarios y aportaciones que realizaron, quiero destacar: “Necesitamos que nos escuchen “de verdad””, “ponernos en círculo y hablar de nuestros problemas”, “que nos ayuden a controlar la ira para no llegar a estallar”, “aprender a afrontar los errores en positivo, sin angustia ni bloqueo”, “retomar la actividad molestias y deseos para decirnos las cosas con respeto”, “hacer algo para desarrollar la autoestima (que algunos la tienen fatal)” “que nos ayuden a manejar nuestro enfado”, “que nos enseñen a estudiar” “que nos manden callar sin amenazas” “menos amonestaciones…” y un largo etc.
Fue impresionante. Eso sí, yo les transmití que “no disponía de varita mágica” para cambiar determinadas situaciones y personas y que algunas cuestiones no están en nuestra mano, como por ejemplo “quitar francés y poner una asignatura optativa para comprendernos a nosotros mismos, afrontar los conflictos, cosas que nos vayan a ayudar en la vida sí o sí. Más útil sería que el francés”. 😉
Ahora bien, a pesar de este “baño de realidad”, y de algunas recriminaciones como “hubiera necesitado antes que se me escuchara así…”, en general todos agradecieron enormemente ese tiempo de escucha y compartir y, sin duda, les sirvió para percibir cuánto nos preocupamos e interesamos por ellos y lo mucho que valoramos sus opiniones y aportaciones.
Este verano, hemos dedicado muchas horas a reflexionar sobre todo lo “escuchado” y organizar propuestas concretas y asequibles para que, este nuevo curso 2021-2022, nuestros alumnos de Secundaria se sientan escuchados, tenidos en cuenta, acompañados e impulsados en el desarrollo de habilidades socioemocionales tan importantes para la convivencia en el cole como para la vida en general.
Estamos listos para iniciar el curso y volver a dar lo mejor de cada uno de nosotros, con mucha ilusión y también mucha humildad (sabiéndonos límitados e imperfectos), para seguir mejorando día a día en nuestra tarea de educar en positivo.
¡Bienvenidos todos al curso escolar 2021-2022! ¡Nos vemos pronto!
Carolina Huerta
Responsable del proyecto “Educar en positivo”
Colegio La Presentación