Mi apuesta TOTAL es Educar en positivo.
Eso no quiere decir que “siempre, siempre” esté de buen humor, ni disponible para la escucha, ni tenga paciencia ilimitada…
Lo que quiere decir es que soy consciente de lo importante que es que yo esté “bien” (bueno, lo mejor posible) y que practique e integre poco a poco herramientas y estrategias para educar con amabilidad y firmeza al mismo tiempo y preparando para la vida…
Desde este enfoque, por si te ayuda, a pocos días de iniciar este nuevo curso, te ofrezco las siguientes reflexiones:
Para poder educar en positivo, lo primero es que los educadores estemos “bien” emocional, física y mentalmente y para ello, es fundamental:
- Disponer de un Plan de Autocuidado: CONCRETO, ASEQUIBLE y MOTIVANTE.
Y, en segundo lugar, tener presente que:
Para que los alumnos se sientan a gusto en el cole y estén abiertos al aprendizaje, es fundamental trabajar con ellos:
- Sentimiento de pertenencia al grupo: es la mejor forma de prevenir los conflictos y generar un ambiente feliz en el aula.
- Sentimiento de contribución: la aportación de cada alumno al bien común es muy importante para que desarrollen una sana autoestima.
- Aprendizaje de habilidades para la vida: para que todos podamos disfrutar de una convivencia feliz en el cole y que los alumnos alcancen una vida adulta con salud psicoemocional y relaciones sanas, es muy importante ayudarles a desarrollar: escucha activa, empatía, autocontrol emocional, comunicación respetuosa y asertiva, responsabilidad, cooperación, enfoque en soluciones y resolución de conflictos entre otras habilidades socioemocionales.
También es muy importante…:
- Recordar que, educar en positivo y para la vida es un proceso, vamos paso a paso y confiamos en las capacidades de los alumnos. Aunque haya momentos en los que no veamos los resultados, estos llegarán.
- Realizar actividades prácticas y vivenciales para trabajar las habilidades socioemocionales y, si generamos acuerdos en clase que comprobamos que no funcionan, retomamos el tema para aprender de ello porque:
Otros puntos clave:
- Seamos comprensivos con nosotros mismos (educadores). No somos perfectos. Lo importante es que nuestros alumnos vean cómo afrontamos las dificultades y las situaciones en las que el resultado que obtenemos no es el que queríamos. Ellos aprenden de lo que ven: si nos disculpamos aprenderán que es natural disculparse, si agradecemos aprenderán a agradecer, etc.
- Los niños necesitan situaciones para aprender autocontrol. enseñarles a utilizar el “rincón de la calma-tiempo fuera positivo”, contar hasta 10, respirar despacio, etc.
Enseñarles a tranquilizarse y practicarlo cada día es mucho más efectivo que decirles: “tranquilízate, no llores, no te agobies”, etc.
- Es fundamental dar seguimiento al proceso aprovechando cualquier momento de las clases normales para retomar de forma sencilla alguno de los conceptos que vayamos trabajando con ellos (ej. están callados y concentrados: al final de la clase se les puede preguntar: “chicos ¿cómo sentís que habéis estado en esta clase con respecto a la escucha?” Pulgares… hacia arriba, lado o abajo…).
- Es importante que los alumnos reciban preguntas poderosas porque así aprenderán a enfocarse en la búsqueda de respuestas y soluciones. Hay que adaptar las preguntas a la edad de los alumnos, algunas pistas para realizar preguntas poderosas:
¿Qué puedes hacer para solucionarlo?
¿Qué te ayudaría a sentirte mejor? |
¿Cuál es tu plan para…?
¿Qué podemos hacer toda la clase para conseguir…? |
En resumen, recordemos que:
Un niño que se siente
escuchado… aprenderá a escuchar
tenido en cuenta… aprenderá a tener en cuenta a los demás
comprendido… aprenderá a comprender
respetado… aprenderá a respetar
aceptado por el grupo y motivado… estará a gusto en clase y con ganas de aprender y contribuir.